Labriego
Que me recuerde el labriego
el día aquel que en la huerta
entre mi patio y su puerta
así declamaba un ruego:
Si usted me prendiera el fuego
el fuego se en valentona.
El me regaló la zona
próspera de sus bancales
¿y ahora quiere los caudales?
¡la mujer es besucona!
Autora:
Nieves Clemente